13 octubre 2015


Constantemente me cruzo con gente que dice que la vida es un sueño y se enoja cuando le digo que para mí LA VIDA ES UN JUEGO, para mí TODO ES UN JUEGO. Siempre me pregunto ¿Quién les dijo que la vida es un sueño? 

Para mí todo es un juego, La vida es un juego, un juego de azar.

Ya lo decía Paulo Coelho “La vida es un juego fuerte y alucinante, la vida es lanzarse en paracaídas, es arriesgarse, caer y volver a levantarse, es alpinismo, es querer subir a lo alto de uno mismo y sentirse insatisfecho y angustiado cuando no se consigue” (Paulo Coelho, Once Minutos.)

Es como un juego Monopoly o un Life, vos podes participar o no de ese juego, la verdad es que te podes sentar a mirar cómo el juego va para adelante,  cómo los demás se juegan o podes jugarlo vos también. La decisión es solamente tuya.

Las indicaciones del juego son muy escasas, aún ahora que gozamos de Internet que nos permite tener acceso a información en todo el mundo, no he logrado conseguir nada que me ayude a tener más ideas de las reglas del juego, cada quien, calculo, debe generar las suyas.


En este juego, todos somos las fichas de este juego, fichas que se van moviendo según el camino que quieras tomar. Todos tenemos nuestras cartas, el truco está en querer jugarlas. Vamos a tener cartas buenas y cartas malas. A medida que avanza el juego recibís más; podrán mejorar o empeorar nuestra jugada, según lo que entiendas, intérpretes o ignores de tus tarjetitas de advertencias y de tus aprendizajes y según el desarrollo del juego, dependerá si terminas victorioso o derrotado.

La vida es tan complicada o tan simple según como lo veas, depende también de todo lo que recibes de esas cosas que escuchas, que aprendas de cada persona que ha pasado por ella, de cada situación que pasas, estas son las cartas que tenemos. La vida es un juego en el que uno tiene que estar bastante atento, a veces vas para adelante, te confías y te sentís victorioso, pero también tenés momentos en los que perdés, y bueno, si perdés, perdés. No pasa nada, podés seguir jugando. Hay tiempos que te mantenés en pique perdiendo y no encontrás la manera de levantarnos, pero es así, la vida, para mí, es un juego.

A veces cuando hago un recuento de todos los caminos por los que he pasado en este juego, cosas que uno mismo escoge porque son tan diversos los caminos que podemos seguir que uno se confunde. A veces como en Jumanji te perdés en la selva, nunca tomás los caminos que con tantos deseos soñaba tomar cuando eras chica, pero aún así con todas las sorpresas maravillosas por las que has pasado y vas a pasar, todas las caídas, algunas trágicas, algunas no tanto. 

(Pero tenés que estar en pie, seguir en el juego, tratando de leer más las tarjetas de advertencias para no cometer los errores pasados y revisando apuntes que no debemos dejar de hacer.)

La vida entonces es un juego, un juego con una gran incertidumbre, porque no sabemos en qué va a terminar este juego. El premio final. Cuál es el premio?  
Tengo la sospecha de que el premio final depende de lo que después de haber aprendido, todo lo necesario, lo que elijas, ese va a ser el premio, el final del camino, el gran cofre con oro.
Mi gran intriga es saber cuál va a ser mi gran premio, y saben, porque a medida que he avanzado en este juego, han variado tanto mi nivel de prioridades y las cosas que realmente son gratificantes, que estoy completamente segura que cuando lo termine, lo que hoy me gusta no va tener el valor que le doy hoy día, o quizás sí, o va a ser otra cosa lo que desee de premio, no lo sé.
El juego de la vida, está lleno de enseñanzas, grandes palabras, momentos, de emociones fuertes tanto negativas como positivas y principios por los que actuar día a día. 
Hay millones de cosas por disfrutar y por sentir, millones de sonrisas que destapar y miles de millones de carcajadas que soltar.
Agotemos nuestras ganas porque nunca es tarde, no dejemos que suene la última campana que finaliza nuestra partida sin antes haber jugado.

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